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Porque… existen viajes y probabilidades, y explorar el espacio es de las que así de primeras menos confianza nos podría dar. Aún conociendo las probabilidades por muy positivas que sean, haber crecido en la tierra nos aferra a la idea más pesimistas, pero no por ello la más real.
Y es que un astronauta, piensa de otra manera. No es cuestión de vida o muerte, es curiosidad y una cantidad de factores más allá de una decisión entre «a» o «b». Un abecedario entero se abre ante nuestros ojos.
Si tras cada cuenta atrás forzamos a nuestro cerebro a buscar ideas alternativas, sabremos que hay viajes menos literales, más propios y de gratificación superlativa. Es decir, que valen la pena.
3,2,1… 🚀

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